Fussioni
Cuenta la historia que el ‘totumo’ (calabaza) tenía una enorme popularidad en América; en la época en que los indígenas eran los habitantes de América del Sur, no podía faltar un árbol silvestre de totumo en las aldeas que proporcionara la materia prima para hacer adornos y recipientes para servir ‘chicha’ (bebida tradicional hecha de maíz).
Así es como Constanza León, investigando la historia, encontró en la fabricación de adornos la idea perfecta para rescatar esta tradición, lo que la llevó a crear Fussioni, una microempresa, que como su nombre indica, fusionó artesanía con tecnología para la creación de aretes, collares, pulseras, broches y llaveros, teniendo como materia prima el ‘totumo’.
El Totumo (calabaza)
es un fruto de un árbol del mismo nombre que crece en clima cálido, en este caso en Melgar e Ibagué, cuyos frutos, al secarse, tienen una cáscara dura y generalmente se dejan al pie del árbol durante varios meses, tiempo en el que pierden gran parte de su humedad. Luego los envían a Bogotá, donde llegan totalmente pelados y procesados. Allí se rompen en pedazos y se cortan según el diseño previamente realizado en la computadora.
La máquina láser permite la organización de textos e imágenes. Gracias a un programa de diseño y mediante una memoria, guarda la información del dibujo y la impresión a través de un rayo que al mismo tiempo corta el ‘totumo’; luego la pieza se pule para darle color. Finalmente, se barniza, se arma y se empaca.
“Gracias a la máquina láser, todo es más rápido, porque tarda un minuto en cortar cada par de aretes, mientras que antes tomaba mucho tiempo y precisión, así que facilitamos mucho nuestro trabajo”, dice Esteban Cortés, operador de máquina.







El 80% de los compradores nacionales y extranjeros se contactan a través de las ruedas de negocios en Expoartesanías, Jóvenes Emprendedores y exposiciones en la Semana Internacional de la Moda en Bogotá. Hay clientes que son mayormente distribuidores, quienes compran el producto al por mayor y lo distribuyen en países como Estados Unidos, España y Francia.
De igual manera, Fussioni tiene una estrategia de difusión en la red social Instagram y en la Web con su página de Internet, lo que permite mostrar a la comunidad virtual toda la gama de productos, llegando a clientes mucho más allá de las áreas del comercio tradicional.
“El primer año es duro y aunque el Fondo Emprender nos ha dado mucho apoyo para financiar con 74 nuestra iniciativa, empezar un negocio es algo muy complicado porque se empieza a ganar más o menos después de dos años. Ahora estamos en las alturas, llevamos trabajando dos años y medio y ahora estamos viendo los resultados económicos y recogiendo todo lo que sembramos”, dice Constanza.
Actualmente, la empresa genera empleo para diez personas; la mayoría de ellos son jóvenes entre 18 y 25 años y madres cabeza de familia, quienes tienen pedidos desde los meses de septiembre para poder entregarlos en noviembre, lo que significa que las artesanías están listas en las tiendas para la temporada de diciembre.
La idea a corto plazo es abrir su propia tienda en una zona comercial de Bogotá. Para preservar el tipo de público al que va dirigido el producto, esta tienda fabrica y vende todo lo que se pueda producir con el ‘totumo’.
